Por Esteban Moscariello, Ejecutivo Comercial en DRC (Díaz Riganti Cereales)


Este repunte se atribuye a una mayor demanda de harina y aceite de soja, a la vez que otros commodities han cedido protagonismo.


La molienda de soja a nivel global ha comenzado a mostrar signos de recuperación en los últimos meses. Este repunte se atribuye a una mayor demanda de harina y aceite de soja, a la vez que otros commodities han cedido protagonismo. Las proyecciones para el período mayo/agosto de 2023 sugieren que la molienda mundial podría alcanzar los 113,5 millones de toneladas (Mt), superando en 1,9 Mt las cifras del año previo por encima de las 111,7 Mt registradas el año pasado. Este quiebre en la tendencia a la baja observada en trimestres anteriores, marcada por una caída de 4,3 Mt en el primer cuatrimestre de 2023 y de 1,6 Mt en el último cuatrimestre de 2022, señala un cambio en la dirección del mercado.

En este escenario, China emerge como un factor determinante en el dinamismo del crush, experimentando un aumento interanual de 4,54 Mt. Esta expansión se debe a la creciente demanda interna de harina y aceite de soja, respaldada por una recuperación en los niveles de stocks. Paralelamente, países como Brasil contribuyen al repunte con un incremento proyectado de 1 Mt en la molienda para el período mayo/agosto de 2023. No obstante, Argentina enfrenta una reducción estimada de 4,29 Mt en su producción de harina de soja, aunque esta merma sería en parte compensada por el aumento en otros países, especialmente China.

En términos comerciales, la fortaleza de los precios de la harina de soja hasta abril/mayo de 2023 se atribuye al recorte en las exportaciones de Argentina, que está siendo contrarrestado parcialmente por una mayor demanda de exportación en Estados Unidos, Brasil, India y China. La previsión de una recuperación en el procesamiento de soja a nivel mundial en los próximos meses podría mitigar los efectos de las limitadas exportaciones argentinas en un contexto de demanda relativamente más débil. Sin embargo, se observa una disminución importante en la demanda de países como Egipto, Pakistán y Bangladesh debido a factores económicos y políticos, lo que podría revertirse en la campaña 2023/24.

Boom de producción de aceite vegetal hidrotratado (HVO) en Estados Unidos: transformando la industria del diésel renovable

En Estados Unidos, la producción de Aceite Vegetal Hidrotratado (HVO), un diésel renovable obtenido a partir de aceites vegetales y grasas, está experimentando un impresionante auge. Este combustible sostenible puede ser fabricado utilizando diversos tipos de aceites vegetales, incluso aceite de cocina usado, al aprovechar sus triglicéridos y ácidos grasos. Importantes refinerías de petróleo están siendo reconfiguradas para convertirse en plantas de producción de HVO, con el enfoque principal en el uso de aceite de soja. Los subsidios desempeñaron un papel crucial en la viabilidad económica de este desarrollo al reducir el precio para los consumidores, debido a los altos costos de producción.

En el primer semestre de 2023, la producción combinada de biodiésel y HVO alcanzó 6,28 millones de toneladas, marcando un aumento del 32% en comparación con el mismo período del año anterior. Una tendencia notable es la producción superior de HVO en comparación con el biodiésel, reflejando una realidad que hace unos años solo era una proyección. Esta disparidad se atribuye al auge en la demanda de HVO y a la adaptación de la industria para satisfacerla.

Paralelamente, las importaciones de HVO están en aumento, debido a la necesidad de cumplir con los mandatos de abastecimiento interno.

Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), se prevé un crecimiento significativo en la producción de HVO en los próximos años, impulsado por inversiones considerables que se están realizando para expandir la capacidad de producción.

Desafíos en las exportaciones de harina de soja de Argentina

El análisis de las exportaciones de harina de soja resalta la situación particular de Argentina. La caída en sus exportaciones se evidencia aún más en comparación con el incremento de las exportaciones de Brasil y Estados Unidos. La suma de estos tres países, más Paraguay y Ucrania, ha registrado una reducción en los envíos al exterior de 1,15 Mt en el bimestre junio/julio de 2023 respecto al mismo período del año anterior. A nivel de destinos, se observa un aumento en las importaciones de la Unión Europea, mientras que países asiáticos como Tailandia reciben menos harina desde América debido a exportaciones incrementadas desde India y China.

En relación a la situación específica de Argentina y sus perspectivas a mediano plazo, se vislumbra un panorama desafiante hasta la llegada de la nueva cosecha en 2024. Las políticas gubernamentales y las importaciones récord de Brasil han brindado cierto apoyo a la industria aceitera argentina. No obstante, los precios FOB de soja en Brasil dejaron de ser atractivos sumado a un panorama de escasez de grano localmente y poco margen para importar desde Paraguay, la molienda caerá con fuerza si no se logra mantener un alto volumen de importaciones.

En términos de exportaciones, aún podría esperarse una caída más pronunciada en las exportaciones de harina de soja en los próximos meses. En el año 2022, se exportaron desde Argentina 25 Mt de harina de soja y en 2023 se podría llegar a 16/18 Mt, una caída de 7/9 Mt respecto al año previo. Todavía no es claro si el resto de los países podrá compensar esta menor oferta que habilite una caída fuerte de los precios en el corto plazo, ya que todo depende de cuanta demanda interna tengan los principales países productores/exportadores de harina de soja que definirá su saldo de exportación los próximos meses.

El panorama del crush de soja a nivel mundial está experimentando cambios significativos, impulsados por la demanda y la competencia entre los países productores y exportadores. Si bien se vislumbra una recuperación en la molienda global, existen desafíos para Argentina en el mantenimiento de su producción y exportaciones. La dinámica en los próximos meses determinará la forma en que la industria aceitera global se adapta a estas fluctuaciones y cómo Argentina enfrenta los desafíos presentes y futuros.